Es muy sencillo. Para empezar ponte en una postura cómoda.
Recuerda que la limpieza e higiene de Babypod es muy importante, antes y después de cada uso.
Con Babypod CERRADO, limpia el exterior con agua y jabón neutro cada vez que lo utilices, incluyendo la parte del cable que se haya podido introducir. Sécalo y guárdalo. No sumerjas tu Babypod bajo el agua.
Para limpiar el interior de tu Babypod, ábrelo en el sentido de las agujas del reloj. Las partes que debes limpiar son el capuchón exterior y el filtro o red. Los puedes limpiar con agua y jabón neutro.
ADVERTENCIA! Se debe evitar mojar directamente el interior de la parte conectada al cable. Puedes utilizar una toallita húmeda para limpiarla en caso de que fuera necesario.
Recomendaciones y advertencias:
No utilizar en caso de:
El feto recibe sonidos del interior del cuerpo de su madre tales como los latidos del corazón, la respiración y los movimientos intestinales. También percibe los sonidos procedentes de lo que hace su madre, cuando ésta habla o cuando camina con sus tacones, además de oír ruidos del exterior.
El feto está muy protegido de los ruidos. El hecho de que viva en un ambiente insonorizado hace que los sonidos le lleguen distorsionados tal y como han confirmado investigaciones realizadas en ovejas con micrófonos intrauterinos. Según estos trabajos, la mayoría de los sonidos le llegan como susurros (unos 30 decibelios), mientras que la voz materna emitida en conversación en tono normal (60 decibelios) prácticamente no le llega (24 decibelios).
Además, como la mayoría de los sonidos son muy repetitivos, se acostumbra y no reacciona a ellos. No le impiden dormir.
Así, podemos decir que el ambiente sonoro del útero es como el ruido de fondo de un bosque.
Sólo es posible a través de una única vía, la vaginal.
La vagina es un espacio cerrado, por lo que el sonido no se dispersa en el ambiente. Además, las capas de tejido blando que separan al bebé de la fuente de sonido son menos, sólo las paredes vaginal y uterina. Colocando un altavoz en la vagina se elimina la barrera que constituye la pared abdominal y el bebé puede oír los sonidos casi con la misma intensidad y claridad con la que se emiten.
Antes de la ecografía, la paciente embarazada se colocó el dispositivo vaginal diseñado para el estudio, que emite una intensidad media de sonido de 54 decibelios (el equivalente a una conversación en tono bajo o música ambiental).
El 87% de los fetos reaccionaron con movimientos inespecíficos de la cabeza y extremidades, y movimientos específicos de la boca y la lengua, que cesaban al dejar de oír la música. Además, con música vaginal, cerca del 50% de los fetos reaccionó con un movimiento muy llamativo, abriendo muchísimo la mandíbula y sacando la lengua al máximo.
Durante esta parte del estudio, no se observaron cambios en las expresiones faciales de los fetos.
Al tratarse de una respuesta y no de un reflejo, la reacción del feto depende de múltiples factores y por eso es diferente en cada momento. Varía en función de la actividad neuronal del tronco del encéfalo en ese instante por lo que la respuesta podría depender de la fase el sueño en que se encuentre el feto o de los niveles de glucemia.
Por ejemplo, cuando le cantamos a un bebé, éste también reacciona de forma diferente dependiendo de si tiene hambre, sed o sueño.