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Cada vez más mamás usan Babypod durante sus ecografías. Conoce aquí sus experiencias y opiniones.
No sabía que existía ésta forma tan “directa” de ponerle música al bebé. Se trata de un altavoz intravaginal de silicona desarrollado a raíz de varios estudios en mujeres embarazadas, donde se comprobaron reacciones muy emotivas de sus bebés al empezar a escuchar la música. No, ¡no estaba todo inventado!
Raquel del Rosario
Cantante
Babypod es algo totalmente novedoso. El hecho de que la músicapueda ayudarles, pueda motivarles y pueda alegrarles un poco la vida… ¡es algo grandioso!
Soraya
Cantante
La música y la vida están relacionadas de una forma onírica pero ahora, gracias a Babypod, los beneficios de la música al inicio de la vida están demostrados.
Antonio Orozco
Cantante
«Hemos conseguido que los bebés empiecen a comunicarse antes de nacer. A partir de las dieciséis semanas, ya son capaces de responder a estímulos musicales.»
Médico del año en Reproducción Asistida 2019, seleccionada entre las diez mujeres más influyentes en el sector de la salud y la medicina.
El feto recibe sonidos del interior del cuerpo de su madre tales como los latidos del corazón, la respiración y los movimientos intestinales. También percibe los sonidos procedentes de lo que hace su madre, cuando ésta habla o cuando camina con sus tacones, además de oír ruidos del exterior.
El feto está muy protegido de los ruidos. El hecho de que viva en un ambiente insonorizado hace que los sonidos le lleguen distorsionados tal y como han confirmado investigaciones realizadas en ovejas con micrófonos intrauterinos. Según estos trabajos, la mayoría de los sonidos le llegan como susurros (unos 30 decibelios), mientras que la voz materna emitida en conversación en tono normal (60 decibelios) prácticamente no le llega (24 decibelios).
Además, como la mayoría de los sonidos son muy repetitivos, se acostumbra y no reacciona a ellos. No le impiden dormir.
Así, podemos decir que el ambiente sonoro del útero es como el ruido de fondo de un bosque.
Sólo es posible a través de una única vía, la vaginal.
La vagina es un espacio cerrado, por lo que el sonido no se dispersa en el ambiente. Además, las capas de tejido blando que separan al bebé de la fuente de sonido son menos, sólo las paredes vaginal y uterina. Colocando un altavoz en la vagina se elimina la barrera que constituye la pared abdominal y el bebé puede oír los sonidos casi con la misma intensidad y claridad con la que se emiten.
Antes de la ecografía, la paciente embarazada se colocó el dispositivo vaginal diseñado para el estudio, que emite una intensidad media de sonido de 54 decibelios (el equivalente a una conversación en tono bajo o música ambiental).
El 87% de los fetos reaccionaron con movimientos inespecíficos de la cabeza y extremidades, y movimientos específicos de la boca y la lengua, que cesaban al dejar de oír la música. Además, con música vaginal, cerca del 50% de los fetos reaccionó con un movimiento muy llamativo, abriendo muchísimo la mandíbula y sacando la lengua al máximo.
Durante esta parte del estudio, no se observaron cambios en las expresiones faciales de los fetos.
Al tratarse de una respuesta y no de un reflejo, la reacción del feto depende de múltiples factores y por eso es diferente en cada momento. Varía en función de la actividad neuronal del tronco del encéfalo en ese instante por lo que la respuesta podría depender de la fase el sueño en que se encuentre el feto o de los niveles de glucemia.
Por ejemplo, cuando le cantamos a un bebé, éste también reacciona de forma diferente dependiendo de si tiene hambre, sed o sueño.